Recuerden que el guionista es un manipulador, todo lo controla y encaja para que ocurran las situaciones y haya conflicto. Aquí la realidad es una y puede estar tergiversada.
Esta semana ha sido rara.
Me he quedado “encerrada”. De verdad. En mi habitación de 5 x 3, de paredes amarillas, crema, color indefinido: así es como me siento. Mi mejor amigo me ha dicho, vía web cam, que ya tengo ojeras.
Llueve, hace frío, hay mierdas por todos lados y no he ido a la huerta. Estos elementos ya no me inspiran. Ahora soy presa de la intolerancia.
Sí, porque alrededor mío es la reina. De mi parte y de la de los otros. Es la puta convivencia en esta casa, necesidad de esta sociedad.
Llueve, hace frío, hay mierdas por todos lados y no he ido a la huerta. Estos elementos ya no me inspiran. Ahora soy presa de la intolerancia.
Sí, porque alrededor mío es la reina. De mi parte y de la de los otros. Es la puta convivencia en esta casa, necesidad de esta sociedad.
Ahora siento que estoy viviendo en el límite, con una tira de borders. Y es extraño, pero es la realidad, y me inspira. Es una sensación de ansiedad constante hacia la que ya no tengo ganas de hacer nada para apaciguar.
He avanzado en el guión como nunca nunca, a paso rápido.
He avanzado en el guión como nunca nunca, a paso rápido.
Las ideas atormentan mi cabeza. Y me ha servido para analizarme mucho.
Mi horario se ha invertido: me levanto a la 1 de la tarde y me acuesto a las 5 de la mañana. Pues nos encontramos en “tutoría on-line”, eso significa que le enviamos el material al tutor, que no está en Valencia, y el nos responde vía email, y no hay clases por las mañanas. Terrible.
Así, por la noche, en el silencio de mi habitación, con la sonrisa de Jean Reno, disfruto más de escribir.
¿Al final? ¿Qué se saca de eso? ¿Mucho?, nada. No. Siento nada, pero estoy aprovechando el tiempo.
Mi horario se ha invertido: me levanto a la 1 de la tarde y me acuesto a las 5 de la mañana. Pues nos encontramos en “tutoría on-line”, eso significa que le enviamos el material al tutor, que no está en Valencia, y el nos responde vía email, y no hay clases por las mañanas. Terrible.
Así, por la noche, en el silencio de mi habitación, con la sonrisa de Jean Reno, disfruto más de escribir.
¿Al final? ¿Qué se saca de eso? ¿Mucho?, nada. No. Siento nada, pero estoy aprovechando el tiempo.
De sólo pensar en que podría salir ahora de mi casa y sentarme en un bar a tomar una cerveza, conversar, conversar con gente que no conozco o que conozco, me da dolor de cabeza.
Me pongo a pensar, ¿en donde están los pocos amigos de verdad?, me deprimo. Me deprime el hecho de pensar que como soy una ladilla solitaria y que no tengo alguien a quien llamar cuando me siento bien, o mal; y que salga corriendo a rescatarme. A veces se necesita. Solo a veces.
La soledad me llama al encierro, una vez mas.
La soledad me llama al encierro, una vez mas.
Pensar que el vecino lleva 4 días de fiesta, a como de lugar, buscando alguien con quien ligar de todas maneras, me produce asco, flojera. A mi misma. Estoy en estado de autismo. Y no hablo, observo. Y no jode, inspira la mierda.
Siento una confabulación contra mi, es una sensación terrible que no es verdad. ¿Y yo?. Me cago en la ostia, como dicen acá. No muevo ni un dedo, me da flojera.
La intolerancia de esta casa... no puedo luchar contra ella, sino ganarle, porque cada vez que intento establecer comunicación, siento que doy un paso hacia atrás, me bota. Un circulo vicioso que espero acabe, pues estoy a punto de explotar.
Un amigo cercano de carne y hueso, que diría tengo ahora, me pregunta si estoy bien, como siempre. Pero no siento la confianza para abrirme y expresar toda la mierda. Joder. ¿Me creerá loca? Es como estar encerrado en una caja, en mi habitación, escribiendo, pero inspira. Extraño.
Toda la apertura con la que llegué a Valencia, se ha quedado atrás. No quiero emitir opiniones ni expresar lo que siento, lo que pienso. Me da miedo, prefiero no hablar. Prefiero escribir, y seguir observando.
Soy un ser humano y a veces tengo miedo.
Toda la lluvia con la que llegué, la he perdido, me ha perdido. Y no confío en volverla a encontrar. Ahora no, tal vez luego.
La intolerancia de esta casa... no puedo luchar contra ella, sino ganarle, porque cada vez que intento establecer comunicación, siento que doy un paso hacia atrás, me bota. Un circulo vicioso que espero acabe, pues estoy a punto de explotar.
Un amigo cercano de carne y hueso, que diría tengo ahora, me pregunta si estoy bien, como siempre. Pero no siento la confianza para abrirme y expresar toda la mierda. Joder. ¿Me creerá loca? Es como estar encerrado en una caja, en mi habitación, escribiendo, pero inspira. Extraño.
Toda la apertura con la que llegué a Valencia, se ha quedado atrás. No quiero emitir opiniones ni expresar lo que siento, lo que pienso. Me da miedo, prefiero no hablar. Prefiero escribir, y seguir observando.
Soy un ser humano y a veces tengo miedo.
Toda la lluvia con la que llegué, la he perdido, me ha perdido. Y no confío en volverla a encontrar. Ahora no, tal vez luego.
Espero ser presa de la esperanza otra vez. Aunque suene cursi.