lunes, 7 de enero de 2008

Para los que si bailan: Año Nuevo en Barcelona…


No sabía como comenzaría el 2008. Mis dudas estaban en la balanza, que tiraba hacia abajo. La consigna era cenar en un piso con 20 cineastas catalanes. ¿Podría resultar insoportable?, probablemente… Uno porque son cineastas y cuando se juntan muchos, por lo general, se arma. Dos porque cuando los catalanes se emocionan no se callan, y pasan de hablar español a catalán, y me pierdo. ¡Yo soy bien peruana!, hasta cociné ají de gallina con ají mirasol importado del Corte Inglés. Una aberración que solo podía pasar en año nuevo.

En fin, pisé tierra y dije, ¡no!, los cineastas cuando están borrachos no se ponen pesados, sino divertidos: desinhiben sus egos. Muy bien. La verdad, me estaba tratando de auto convencer. Y bueno, el catalán se entiende cuando “estás borracho”, como cualquier otro idioma. Viva la globalización. Y… era la oferta de mi buena amiga La Guapa, la catalana. Porque si les digo españoles me matan.

Así comenzó la noche del príncipe, la princesa, la botella de vodka, algo para parar al chino, el guionista euskarra y un vómito final.

Cocinamos. Comimos hasta por los codos. Pelamos 12 uvas durante 1 hora, bien aburrido, para comerlas con las 12 campanadas del 2008. Hasta que llegó el nuevo año. Detalle: había otro peruano, y estaba sorprendido porque nadie se abrazaba. Mierda. Y nadie estaba borracho todavía. Ahorita podría estar en Máncora… decía, todo cool. Máncora es una playa al norte del Perú que se llena de pituquitos=pijitos en año nuevo. Sana mentalidad.

Bueno, la verdad que como iba el asunto, yo también prefería estar en Máncora. Pero estamos bien bien lejos.

Pasadas las 12, algo en el ambiente, ese detalle que en Lima se denomina JUERGA, aterrizó. Ya decía yo, estos catalanes no se van a quedar atrás. Las botellas de vino se evaporaron, las de vodka, apareció un poco de hish hash high por ahí. La gente bailaba cualquier cosa y todos estaban felices. Me incluyo en la comparsa, porque comencé a grabar videos con la cámara de mi móvil=celular.

Hacia las 2 de la noche, otro peruano me mandó la dirección de una fiesta en las Ramblas, y La Guapa se encargó de mover a la comparsa. ¡Venga! ¡Va! ¡Ala¡, que significa, ¡muévanse, carajo!.

Dudaron varias veces antes de salir del piso.

Pero ahí íbamos, por las calles de Barcelona, caminando. En algún momento nos subimos al metro, estaba repleto, La Guapa me pedía mechero=encendedor para prender su cigarro dentro del metro. Aunque creo que a la gente no le hubiese importado si el metro comenzaba a humear o elevarse. Un par de buenas frenadas, eso sí, yo las sentí, pero creo que el resto no. Llevábamos 2 botellas de vodka enteras, selladas. Ofrecí llenar la tapita a 10 euros en el metro y tuve un par de parroquianos que asintieron a mi oferta. Tal vez me hubiese hecho millonaria, lo que hace el alcohol...

El príncipe y la princesa: un sueco y una española-argentina, usaban unas coronas doradas de plástico, tomaban champagne del pico de la botella e iban a otro nivel de juerga, de la dura. Bonita pareja. El vasco nunca se quitó el antifaz, Pau era el más sobrio, creo… y La Guapa la mas borracha… y el Chino cool creo que también estaba bien bien borracho, pero algo lúcido.

Con esta mini pandilla fuimos a una fiesta en un edificio ocupa en donde no vendían trago, terrible para ser las 3 de la mañana, toda la noche por delante. Obviamente salimos volando del lugar, nos sentamos en la calle a tomar cerveza de a 0.50 centavos de euro la lata, cortesía de un marroquí, y esperamos a que nos convenzan de pagar 15 euros para entrar a otra fiesta y seguir reventando la noche.

Dolía, es que los españoles hasta ahora no entienden que para los estudiantes sudacas, 15 euros son como 50 dólares.

Pero bien valieron la pena, 15 euros y un par de tragos que yo los canjeé por coca cola toda la noche. Demasiado. Ahí aparecieron un poco mas de los que se quisieron quedar en el piso y continuó el asunto. Hish hash, y decidí empezar con vodka, el de la botella cerrada.

Lo que para mí fue un renacer, para mi querida La Guapa significó el declive total, que le duró todo un día mas. Así es cuando las mujeres quieren demasiado, peor en año nuevo. Caen jodidamente en brazos de Don Baco y mueren después de las 12, cual Cenicienta. El novio no había ido, obvio, tremendo sonso.

Mientras, mi compatriota, que si estaba borracho de tomar, moría en el intento por despertarse y regalar un beso de año nuevo. Se lo comenté al príncipe sueco en inglés gritado, que mi compatriota ya no se sostenía en pie. A lo que respondió: ¡Peruvians! Oh, ¡how nice!... I have something that will wake your friend up, high.

Y quedó como nuevo. Eso es lo que hace Barcelona. Y me imagino varios lugares mas de España. La maldita coca, que probablemente la hayan traído de Perú.

Así si, feliz año nuevo. No quería terminar la noche dándole un beso a un borracho. No mola.

Terminó la velada en casa del guionista vasco, hablando de la vida, como tenía que ser. Y de guiones. Pareciese que nos hubiesen dado un puñado de anfetaminas. Nada nos dormía, pero a la 12 caímos, tras doce horas de año nuevo.

Dormí 2 horas y me levantaron en peso a las 5 de la tarde para tomar un bus y regresar a la huerta Valenciana. No vale irse cuando recién comienza. Ahora estoy aquí, de regreso; con mi nuevo compañero: Bisolvon. Ahora si me mola Barcelona.

No voy hacer otra lista de deseos. El año nuevo se tiene que recibir bailando, y el que no baila que se cuide, que el 2008 va a ser bien feo.

Nada mas.

Adeu 2007… Hola pe, 2008.

1 comentario:

Anónimo dijo...

eres un perraaaaaa, jaja, me rei mucho pero espero que nunca lea esto mi madre o alguien peor...

besos y recuerdos

gris