viernes, 21 de diciembre de 2007

Mi lista a Papa Noel

Ya pasaron dos meses. Sigo contando los días hasta que me adapte totalmente a esta ciudad. Aunque si nunca me adapté a Lima, creo que menos lo haré en Valencia.

Todo es nuevo y me encanta lo nuevo, ¿podría vivir así toda mi vida? ¿sin adaptarme?

Lo bueno es que en el blog ya no escribo en forma de guión, lo cual es un avance, libera, y así puedo seguir escribiendo si dejo el guión (o si el me deja). Esto de sentarse al frente de la computadora todo el día enloquece.

Pero bueno, Papa Noel (que no existe), me pidió ayer que haga una lista de deseos por Navidad (de verdad), pero en mis sueños…

Así que aquí va, y puede sonar por momentos algo cursi o egocéntrico…:

1. Una varita mágica que me haga desaparecer toda distracción cuando me esté distrayendo... Aunque me gusta. Digo, para escribir.

2. Euros, que crezcan en los árboles en lugar de las putas naranjas valencianas, para así poder dedicarme completamente a escribir el guión. Sueño sudaca. O trabajo en su defecto.

3. Una moto. Una Trek. O un Shrek. Da igual.  Estos son los deseos materiales.  Aunque ya tengo bici, y con dos cadenas para que no se la roben.

4. Dormir sin preocupaciones. Dormir 8 horas, no 5, ni 4, ni 3. Aunque dicen que dormir es una pérdida de tiempo. Aunque necesito dormir.

5. Que la comisión antimoderna de guiones clásicos MUERA. ¡Ja!

6. Que no llueva. Aunque si es buen augurio si. Y no haga frio.

7. Mas mierda, pero de la buena.

8. Que el saldo del móvil (celular) sea eterno.

9. Mas romanticismo. Mas. Amor. Todos piden esto. Yo me copio.

10. Que pasen una feliz navidad en Perú. Es rutina. Y acá y en donde sea. Aunque la navidad no me encanta, pero la lista de Papa Noel si. Y es la desgraciada época del año en que se extraña a la familia y amigos…  Y más si estás lejos.

11. Terminar la sinopsis del guión. Y el guión, y el rodaje, etc. La película, que vayan al cine a verla.

12. Que los compañeros del master también terminen su guión. Si.

13. Y seguir tomando café y tercios y quintos y cañas. Hablando de guiones.

14. Más casualidades. Más revelaciones. Más coincidencias.

15. Que Lú de shit llegue rápido en Enero (mi prima, hermana).

16. Que los que están en el tobogán, abajo, suban.

17. Tenerlo todo, completo, porque soy una reina y me lo merezco (esto me lo acaban de decir, ojo).

Y si me olvido de algo, luego lo agrego. Aunque podría seguir pidiendo y pidiendo. Y si la lista sigue creciendo de ahí Papa Noel no me va a traer nada.

Mañana hay cena navideña, el domingo me voy a Barcelona a ver gente que no veo hace tiempo, pero ya regreso... Muchos reencuentros. La historia puede mutar…  Mi historia. La del guión. Ahí seguiré escribiendo si me inspiran o me inspiro, es lo mismo. Son momentos, de eso está hecha la vida, y los guiones.

¿Feliz Navidad? Y de paso Año Nuevo. Yo no voy a misa, pero hay un momento del año en que hay que desear así.  Muchos.  A seguir soñando...  

domingo, 16 de diciembre de 2007

Hoy llovió y pisé mierda.


Hoy cuando salí de la primera reunión para el rodaje de un afamado abecedario, ejercicio de guionistas principiantes, pisé mierda por primera vez. Y llovió.

El tiempo me está cagando. Suena fuerte y lo es.

Hoy es el segundo día que llueve para mí en Valencia. Me preguntaba si será también un buen augurio como el del primer día que llegué a esta ciudad.

Según el chico de las mierdas, que estaba ahí cuando la pisé. Lo cual hizo que sonría, y me ría... Cuando uno pisa mierda por primera vez en un lugar nuevo, es porque ya te has adaptado a él. Ojala fuese cierto. Aquí cabría decir: ojala ese Dios (que dicen existe), te escuche. Y rápido.

La mierda y la lluvia pueden significar cualquier cosa, que todo va a ir bien o todo se va a ir l-i-t-e-r-a-l-m-e-n-t-e a la mierda. Nada está escrito, bueno fuese, algunas veces. No lo sé. Me faltan fuerzas para teorizar en este momento.

Y me acabo de dar cuenta de que el cielo está blanco, blanco y es de noche. Extraño… presiento que algo va a pasar. Es como si el cielo se hubiese abierto.

Salí a la calle a ver si lo veía mas claro, pero regresé. El tiempo me llama al encierro.

Son momentos en los que sientes que la energía te invade y estás esperando que algo pase. Y sigue lloviendo. No sabes qué… pero en el fondo fondo sabes lo que quieres que pase y te refugias en que el clima, de mierda, interceda por ti. ¿Se volverá a abrir el cielo?

Sonreí y me pareció irónico que el chico de las mierdas se autodenomine de esta manera. Hace que termine riendo o llorando sin llorar, es una de esas personas que saca lo mejor de mí.

Como me dijo el otro día un buen amigo: “Me encanta que te expongas, lo leo, ¿es un ejercicio de guionistas?”.

No, es mío.

Mierda porque cuando sacan lo mejor de mí… me vuelvo transparente. Y los seres humanos no lo entienden. Es parte de su mierda. Fea. Absurda.

Estoy divagando, sola. Estoy divagando sola. Por eso no había actualizado mi blog. Está lloviendo y hoy pisé mierda. Pero pude ver el mar. Que poético, ja.


martes, 11 de diciembre de 2007

De la teoría del tobogán y para el chico que lía cigarros y sonríe.

Todo comenzó una madrugada Valenciana. No fue de aquellas de Valencia Profunda. Esta fue diferente. Salí a una reunión, pasó la noche, tranquila, tomando unos sorbos de vino y de repente me encontré a las 9 de la mañana caminando por los Jardines del Turia, luego de tomarme un café con ron para despertar y seguir hablando de mi puto largometraje. ¿Y eso? Culpa de que hay días en los que no nos podemos dormir porque hay soledad y necesitamos compañía. Así conocí al chico que lía cigarros y sonríe.

Terminamos sentados en una banca de un parque, de esos donde los niños, y en este caso nosotros los adultos solitarios jugamos a querer ser niños. En donde hay toboganes y columpios. Los niños-adultos que juegan en los parques sintonizan fácilmente, es la magia del lugar.

Tras unos días de divagar y hablar de la vida, jugar ajedrez, ir al cine, comer, tomar café, vino, leer periódico, montar bicicleta; el chico que lía cigarros y sonríe me preguntó sobre la teoría del tobogán: a partir de que yo le repito que no tengo un punto medio. Que siempre me voy a los extremos. O estoy arriba o estoy abajo. Le mola. Me mola. Flipa. Flipo.

Así escogemos, creo que siempre me apego al mismo tipo de personas: sensibles y frías, distantes y cercanas, que observan y no miran, que divagan pero que me dicen mucho con eso. 

La teoría del tobogán dice que o estás arriba o estás abajo. 

¿Y que pasa cuando te deslizas por él? Sencillo, no estás en ningún lado. A veces me gustaría estar ahí, en el punto medio, ¿es el equilibrio?, ¿será posible crear o hacer algo conciente en ese estado?. A mi me gusta estar arriba.

Arriba cuando te sientes bien, abajo cuando te sientes mal, te deslizas cuando estás confundido y no sabes que hacer. 

Ahora él se está deslizando, trato de mirarlo desde arriba para darle fuerzas, ya que él está abajo y tiene miedo. No se quiere seguir deslizando pero le cuesta aferrarse a la teoría. A mi me cuesta mantenerme arriba para no deslizarme y terminar abajo. Así son las afinidades y no tienen fin.

Espero que los dos terminemos arriba, cada uno a su manera, a su sueño. Al final cada uno sabe lo que hace, lo que le hace bien, lo que quiere. Hoy me da pena no verlo sonreír y liar cigarros. Sé que no lo está haciendo, está llorando y haciéndose mas fuerte. ¿Me mola o flipo? Una de esas afinidades que llegó. No lo busqué, nos encontramos ahí en el tobogán.

Yo se que el chico que lía cigarros entenderá todo, porque es simple, no sencillo. ¿Simple o sencillo?, ¿así era? 

Se lo dije el último día que estaba sentada en la banca con los ojos que se me caían, ahora tengo ojeras para variar, así soy…

lunes, 3 de diciembre de 2007

Un resumen: El balance femenino

A la familia, amigos (que entienden de cine) y a los que serán unos conocidos o amigos de verdad.

Hoy es 2 de Diciembre. Llegué el 18 de Octubre.

Estuve viviendo por quince días en un piso en el centro de Valencia, muy lindo, a 10 cuadras del edificio del Master… pero con otras 9 personas, de las cuales mi vecina tocaba la batería, de mi habitación caía agua del techo y la ventana no abría. Lo peor fue cuando llegó un compañero del master a alojarse algunos días en el suelo de mi habitación y se comió un kebab (comida típica turca que no probaba hace algunos años), vomitó y tampoco pudimos abrir la ventana. No me “mola”, y cuando no me mola no me mola, así que me mudé. Ahora vivo con 4 personas que no tocan a la batería. Está bien. Mi compañero de master vive acá pero ahora vomita en su habitación. Mi incansable búsqueda de un lugar tranquilo y espacioso por Valencia terminó. Aunque si yo soy el balance femenino que reclutaban para el piso, otro balance femenino que se alíe conmigo para que los empuje a limpiar la casa no vendría nada mal.

Ahora solo me falta conseguir una bicicleta para moverme en esta pequeña ciudad y terminar con mi inadaptación propia de una mujer que toma un avión al otro extremo del mundo y sale de su burbuja limeña a encontrarse viviendo en un piso del barrio de Benimaclet: una especie de Magdalena o Jesús María, pero llena de bares y cafés. Eso es bonito, “vamos a tomar un café al bar de la esquina un domingo”… ya que no hay familia. Hay algunos intentos de amigos que no han logrado superar a los que se quedaron por allá, obvio… a causa del poco tiempo. Ya llegarán, y si, siento que están llegando.

Estoy retrocediendo.

Para los que me conocen dirán: bueno, se está pasando de vueltas con el taller de guión. Lo cierto es que me estaba pasando de vueltas con el taller de guión por la culpa de Valencia. Primero lo primero. Ya saqué las cuentas y sólo fueron 10 días de movidas para conocer Valencia, ¡y me bastó!

Demasiadas emociones juntas no molan.

A todo esto, estaba retrocediendo en el sentido figurado y estúpido de buscar adaptarme, pero no real. Voy aterrizando.

Ahora escribo mi guión de largometraje, me desconcentro pero soy constante, así que confío mas en mi misma de que pronto llegaré a la ansiada meta de tener una historia clásica pero moderna.

Clásico vs Moderno

Para ilustrar este encabezado pongo a disposición del lector 2 cartas: una titulada ¿Qué me gusta del cine? (a pedido del profesor del master, dice, para conocernos); y la otra que fue la respuesta del profesor, tutor del guión de largometraje.

¿Qué me gusta del cine?

Si tuviera que dar una explicación melancólica diría que mi padre, el cual ya murió, gozaba de internarse en las salas de cine casi todos los días de la semana, o por lo menos 3 ó 4 veces por semana. Y que el cine me hace acordar a él. Ahora me doy cuenta que así escapaba de su realidad, la cual no era muy bonita en aquel entonces. Los días en que salía con él a dar un paseo siempre terminábamos en el cine viendo cualquier película.

Empecé estudiando publicidad, para crear anuncios, ser lo que denominan un “creativo”. Así, entré a practicar a una agencia de publicidad e inmediatamente me picó el bicho de la realización, la cámara me pareció un aparato mágico. Luego me ofrecieron trabajar en un largometraje que dirigía un profesor de mi facultad, uno de los renombrados cineastas peruanos, el cual estaba realizando una película de época. ¡Flipé! Salí de ahí y lo único que quería era filmar. Cortos, video clips, lo que sea. Terminé practicando de asistente de cámara en anuncios publicitarios, creo que ha sido mi momento de mayor aprendizaje, observando a otros. Yo cargaba película, maletas y trípodes. Y comencé a ver cine, lo que sea…

En mi primera clase de cine me pusieron a Tarkovski, me quedé dormida, ¡de verdad! Me juré nunca más volver a ver otra película de ese ruso… Mentira, luego comencé a apreciar, ya despierta… todo lo que había detrás de esa lentitud, silencios y largos travellings. De ahí me la pasé toda mi carrera universitaria haciendo cámara y escribiendo, lo que sea... La fotografía es lo que mas me mola del cine: la potencia de las imágenes, como se componen, como se yuxtaponen, lo que terminan contando…

Terminé trabajando de asistente de dirección en varios cortos y mayormente en publicidad, que es lo que me ha mantenido viva. Aprendí de realización, una buena escuela. Me aburrí, no era lo mío. Quería contar mis propias historias, lo cual es todo un sacrificio de tiempo y dinero.

El año pasado realicé mi primer cortometraje en la rama documental. Me pasé de vueltas con el resultado, ¡volví a flipar!, lo cual fue el empuje para escribir un largo de ficción. Es una necesidad. Quiero contar mis propias historias, las imágenes que vuelan en mi cabeza, fotografías en movimiento: el cine.

Ahora que estoy lejos de mi país, he abierto mi cabeza a nuevas sensaciones, a captar todo lo que los personajes de esta nueva vida puedan aportar en mí, así me inspiro y escribo.

Mi fetiche es Jim Jarmusch, un cineasta norteamericano independiente. Stranger than Paradise es mi referente. Una película simple, con una fotografía espectacular en blanco y negro, muchos planos fijos, dramática e irónica y con personajes cotidianos que viven en su rutina, su mundo y no salen de ella, seres humanos.

No tengo ninguna preferencia por un director en particular. Me gustan las películas que me remueven los intestinos, el corazón y el alma, que despiertan mis mas bajos instintos. Puedo citar Amarcord de Fellini, Underground de Kusturica, Los 400 Golpes de Truffaut, Naked de Mike Leigh, Paris Texas de Wenders. Quiero hacer sentir eso que me remueve al resto del mundo, es todo un reto.

Mariana Herrera Bellido
Perú

La carta del profesor (dirigida a todo el grupo):

Karina, José Miguel, Mariana, Juan David, Ana, Sergio, Josep, espero que estéis bien. Se trata simplemente de saber si esto os llega, que lo normal es que falle uno o tal vez dos.
Escribidme por favor cuando lo recibáis. Supongo que estáis trabajando duro ¿cómo podría ser de otro modo? Tengo verdadera curiosidad por leer lo que me enviaréis... esta semana.

Recordad:
Ante todo un buen personaje principal, un protagonista claro. Sobre él construiremos el guión.

Y para los tres actos:
Un buen arranque, prometedor.
Rutina de personaje atractivo.
Clímax-crisis-giro del acto I en el que el protagonista se marque un buen objetivo.
Un objetivo que cueste, difícil de conseguir, cargado de problemas, que guste al espectador de mi pueblo. Que se entienda. Simple, fácil. No por eso va a ser más difícil explorar después el alma del personaje.
Un desarrollo prometedor, en el que siempre vayamos a más a más a más...
Un buen clímax de mitad de segundo acto, en el que tal vez cambien muchas cosas.
Y un impactante final de segundo acto que sea un falso final. Higuest Tension. Lowest Point. Todo a la vez. Cuanto más arriba esté el interés en este final de segundo acto mejor será la película. ¿Debe morir alguien? Si hay mentor o amigo este es el punto en el que suele morir.
Cuanto más lejos hayamos llegado más difícil será retomar el inicio del tercer acto.
Ritmo rápido para esta parte. Que todo se mueva veloz. Recordad que es el acto más rápido. Y un clímax de final de tercer acto que sea lo máximo máximo, lo mejor. En las procesiones lo mejor está al final. En las películas, también. Para eso hemos pagado.

Tal vez estáis analizando películas que os han gustado.
Recordad: no me seais modernos. No me seais intelectuales. Tarkovsky aprendió la construcción clásica en La infancia de Iván antes de orientarse hacia lo suyo.
Imaginad una comisión antimoderna y antiintelectual y pro-clásica que os vigila.
Ese soy yo. Lo hago por razones humanitarias.
Un fuerte abrazo
Joan